Sin tener las obligaciones de sus rivales, Marco Enríquez Ominami tenía poco que perder y mucho por ganar cuando se lanzó como vía alternativa. Con apenas 36 años y teniendo que construir su candidatura desde cero tras desprenderse de la Concertación, Ominami parecía tener un sendero difícil de transitar. En junio de 2009 formalizó su renuncia al partido socialista para poder presentarse como candidato independiente y en tan solo seis meses logró un posicionamiento como pocas veces se haya visto en nuestra región logrando el 20,13% de los votos.

El mensaje de Marco a lo largo de la campaña, tanto online como offline, se centró en los valores emocionales, los discursos breves y un fuerte componente ideario. Pero además, Enríquez Ominami se convirtió en un verdadero fenómeno que creció en pocos meses gracias a una campaña agresiva a partir de un sólido trabajo en Internet y en las redes sociales. Su condición de outsider sumado a un discurso fresco, su asombrosa juventud y su bravura de enfrentarse a Piñera y Frei generó una luz de esperanza de verdadero cambio. Así logró captar votos de aquellos desencantados con la Concertación y de quienes no veían con buenos ojos que asumiera un candidato de derecha.

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Marco fue un candidato que entendía perfectamente el dominio de lo audiovisual y que sabía que sus oportunidades de crecer en tan corto tiempo estaban dadas en la movilización del electorado. Su autoconstrucción como candidato estuvo fortalecida por su intensa campaña en Internet donde generó un reclutamiento de seguidores y fans con un gran poder de contagio y entusiasmo. Así fue como su página y las redes sociales se transformaron en los principales canales de contacto y comunicación con sus simpatizantes. Sin contar con locales de campaña, Marco revolucionó la forma de trabajo al convocar sus reuniones por Twitter y mientras los medios masivos de comunicación se focalizaron en Piñera y Frei, él utilizó Internet para ganar difusión y presencia a un costo mucho menor. El “efecto rebote” fue inmediato: su presencia y popularidad creció tanto en Internet que los medios masivos comenzaron a prestarle atención.

Marco Enríquez Ominami finalmente quedó tercero sin poder ingresar a la segunda vuelta electoral, pero se estableció como el dirigente político con mayor proyección en Latinoamérica y un líder referente de nuestra región. Armó su plataforma electoral desde de la Web 2.0 -y no como una moda de la coyuntura electoral-, entendiendo a los nuevos procesos de comunicación como la base de proyecto político: “los gobiernos del Siglo XXI estarán basados en Internet y sus subproductos, e-ciudadanía, e-salud, e-learning, e-agricultura (Frase del mismo candidato en su columna de: http://www.fayerwayer.com/2009/11/columna-marco-enriquez-ominami-hacia-un-chile-2-0/).

Facebook
Más allá de su espacio oficial, Marco logró el apoyo de los jóvenes que inundan la red social a través de más de 200 grupos con su nombre creados íntegramente por los usuarios, algo nunca antes visto. Con más de 50 mil personas simpatizantes del candidato independiente que estaban repartidos por diferentes grupos, el mensaje de marco creció exponencialmente y se arraigó fuertemente en los grupos etáreos más despolitizados y más jóvenes.

Siendo parte de La Concertación, Marco lanzó su candidatura presidencial por internet subiendo un video a You Tube y publicando la noticia en Facebook:



Curiosidades:
  • Dijo que la agenda política no es la misma que la de los ciudadanos y que los partidos hablan de cosas que al pueblo no le interesa. El aislamiento que están teniendo los dirigentes y los partidos políticos fue lo que inspiró la candidatura ciudadana de Ominami.
  • Para Ominami las causas de Facebook, a las que se suman a diario cientos o miles de ciudadanos, son más relevantes que las “causas” de los partidos políticos.
  • Partido político 2.0: tras las elecciones, creó su partido político en conjunto con sus simpatizantes y abrió canales de participación ciudadana para elegir democráticamente el nombre del partido además de alentar la producción colaborativa de su logotipo.












Marco Enríquez Ominami entendió que él mismo debía participar periódicamente en estas herramientas de la Web 2.0. Si bien no es recomendable que un político esté en forma permanente en las redes sociales para no desatender cuestiones de mayor relevancia relacionadas a su cargo o función, resulta un aspecto muy positivo el no delegar completamente toda la tarea a sus asesores técnicos y participar asiduamente de los medios sociales. El correcto equilibrio entre un trabajo administrado por profesionales del área y una participación personal del candidato es lo que le otorgó mayor frescura, más humanismo y atrapó a sus seguidores que vieron en el Ominami de carne y hueso un candidato real y no acartonado.

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