El otro día vi una película que si bien no es un gran film, me dejó pensando sobre las posibilidades de incorporar el voto electrónico. "El Hombre del Año" (Man of the Year) es una comedia de crítica social en la cual Robin Williams hace de un comediante, Tom Dobbs, que, casi en broma, decide lanzarse como candidato a presidente de Estados Unidos en su programa televisivo de humor político. Enseguida recibe el apoyo de miles de ciudadanos que lo impulsan a competir seriamente en la contienda electoral.
Mostrándose con la misma personalidad que lo caracterizó como comediante, Tom Dobbs resulta una bocanada de aire fresco para la gente en la disputa presidencial contra los acartonados y tradicionales partidos Demócrata y Republicano. Para llegar a la Casa Blanca, Dobbs comienza una dura contienda contra los dos "monstruos" ubicándose como candidato Independiente.
Si bien nadie piensa que Dobbs de pelea, el día de las elecciones la sorpresa llega en cada estado y, ante el desconcierto general, el comediante se convierte en presidente electo. Pero lo más interesante de la película es cómo llega Dobbs a ser mandatario del país más poderoso del planeta. Aquí es donde una empleada (Laura Linney) de la empresa privada encargada de gestionar el voto electrónico descubre que se produjo un error en el sistema - totalmente sin intención - que alteró los resultados de los comicios. La empresa reconoce el error -en forma interina- aunque decide no hacerlo público ya que un anuncio de este tipo tendría consecuencias nefastas y acabaría con la corporación.
Jeff Goldblum, en el papel de uno de los empresarios implicados en el encubrimiento, manifiesta que decir la verdad no sólo sería el fin de la empresa sino que socavaría la confianza del pueblo en los comicios y en las ideas republicanas. Su conclusión es que es preferible tener un presidente que no fue electo realmente por el voto popular porque, en su visión, no termina siendo tan grave.
Si bien el film dirigido por Barry Levinson (Good Morning Vietnam, La Cortina de Humo) es muy irregular y trivializa en muchos aspectos de la política, poné de manifiesto una crítica sobre la duda que puede generar el voto electrónico y -en forma quizás exagerada- las posibilidades de que generen una "falla", adrede o no, que termine fraguando una elección.
Mucho se está hablando de la incorporación del voto electrónico en Argentina y ya son muchos lo países que lo tienen incorporado. Me deja pensando:
Mostrándose con la misma personalidad que lo caracterizó como comediante, Tom Dobbs resulta una bocanada de aire fresco para la gente en la disputa presidencial contra los acartonados y tradicionales partidos Demócrata y Republicano. Para llegar a la Casa Blanca, Dobbs comienza una dura contienda contra los dos "monstruos" ubicándose como candidato Independiente.
Si bien nadie piensa que Dobbs de pelea, el día de las elecciones la sorpresa llega en cada estado y, ante el desconcierto general, el comediante se convierte en presidente electo. Pero lo más interesante de la película es cómo llega Dobbs a ser mandatario del país más poderoso del planeta. Aquí es donde una empleada (Laura Linney) de la empresa privada encargada de gestionar el voto electrónico descubre que se produjo un error en el sistema - totalmente sin intención - que alteró los resultados de los comicios. La empresa reconoce el error -en forma interina- aunque decide no hacerlo público ya que un anuncio de este tipo tendría consecuencias nefastas y acabaría con la corporación.
Jeff Goldblum, en el papel de uno de los empresarios implicados en el encubrimiento, manifiesta que decir la verdad no sólo sería el fin de la empresa sino que socavaría la confianza del pueblo en los comicios y en las ideas republicanas. Su conclusión es que es preferible tener un presidente que no fue electo realmente por el voto popular porque, en su visión, no termina siendo tan grave.
Si bien el film dirigido por Barry Levinson (Good Morning Vietnam, La Cortina de Humo) es muy irregular y trivializa en muchos aspectos de la política, poné de manifiesto una crítica sobre la duda que puede generar el voto electrónico y -en forma quizás exagerada- las posibilidades de que generen una "falla", adrede o no, que termine fraguando una elección.
Mucho se está hablando de la incorporación del voto electrónico en Argentina y ya son muchos lo países que lo tienen incorporado. Me deja pensando:
- ¿Cuáles son las posibilidades reales de manipular el voto de la gente con el voto electrónico?
- ¿Es más fácil alterar datos y "números" que se presentan en forma virtual que papeletas o boletas que se pueden tocar?
- ¿Qué resguardos, y cuántos, se debe tener para incorporar el voto electrónico y que sea realmente seguro?
- ¿En qué beneficia, o no, el voto electrónico?
Para dar respuesta se debe hacer una importante investigación de casos reales y experiencias en los países que ya tienen incoporado el sistema.
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